Cada día espero impaciente las llamadas de Jazztel. Gracias a la tenacidad de la susodicha compañía mi teléfono fijo ha rejuvenecido y sigue dando su clásico tono de llamada, pero con la alegría y el vigor de un adolescente. Su inconfundible ...ringgggg ....ringgggggg.... suena ahora alegre como unas castañuelas, como en sus mejores años de "recién llegado a casa". Yo enseguida acudo a su encuentro, corriendo la gran maratón por los pasillos y exponiéndome a convertir mi casa en una pista de patinaje y aterrizaje. Y es que yo soy así, me gustan las emociones fuertes, y el sonido del teléfono me pone a cien. Antes de que suene el cuarto tono ya estoy descolgando el auricular y....:
- Buenas tardes, mi nombre es X, Y, Z, .......... de la compañía Jazztel.
-Vaya!!! ¡Cómo no iba a ser Jazztel! Les estaba esperando, si es que yo tengo mi teléfono fijo única y exclusivamente para atender sus llamadas- le contesté amablemente a la teleoperadora que, puntual a su cita diaria, llamó aquella tarde.
A través del hilo telefónico pude percibir, por su tono, que a mi interlocutora el rostro se le había inundado de alegría y resplandor, y que empezaba a relamerse de gusto pensando que una nueva presa estaba a punto de caer en sus garras para engrosar su lista de clientes, y esta vez con el mínimo esfuerzo. Fue una lástima que no entendiera la ironía que encerraba mi aparente amabilidad porque su felicidad se vino abajo en cuestión de segundos en cuanto cambié de tono y empecé con la retahíla de todos los días:
¡¡¡ Estoy harta de las llamadas de Jazztel !!!
¡¡¡No, no quiero cambiarme a Jazztel !!!
¡¡¡No, no me interesa ahorrar !!!
¡¡¡No me molesten más, por favor!!!
P.D.
Mis respetos a tod@s los teleoperadores, entiendo que están realizando
su trabajo pero .... mi paciencia tiene un límite que yo he
sobrepasado hace tiempo. He recibido hasta tres y cuatro llamadas
diarias, incluidos sábados y algún domingo.