¿Romántica y melancólica lluvia primaveral?
No es justo que cuando hablemos de la lluvia solamente la tildemos de romántica, melancólica, nostálgica, melodiosa, purificante, germinadora, emotiva, inspiradora, … y un sinfín de poéticos adjetivos más.
Efectivamente, un encuentro con la lluvia ofrece todos esos sentimientos y sensaciones a las almas más perceptibles. Pero las sensaciones más fuertes, las que realmente rozan los límites entre lo humano y lo espiritual, entre la fantasía y la realidad, entre lo natural y lo sobrenatural, entre el realismo y el surrealismo, …… esas experiencias , casi religiosas, sólo unos cuantos afortunad@s tenemos el privilegio de vivirlas. Y como en todas las cosas importantes de la vida la clave (y no me refiero a la clave de Sol que ya no recuerdo cómo sonaba) está en la constancia, … la constancia de vivir durante meses y más meses en compañía de la romántica lluvia y no abandonarla a pesar de los tempestuosos estados de ánimo que manifiesta a su paso por las diferentes estaciones otoñales, invernales, primaverales, … Ahí está el secreto, en no abandonarla … y en compensación nos ofrece, ni más ni menos, que vivir en una grandiosa pecera, o sea, en un paraíso acuático.
Ésta es una experiencia casi indescriptible, porque este tipo de sensaciones no sólo se sienten a flor de piel, ¡no! a medida que pasan los días la sensación traspasa los poros de tu húmeda piel y empiezas a notar que una pequeña metamorfosis está empezando a desarrollarse y paulatinamente va pasando por todas y cada una de sus fases. Los poros, cada vez más dilatados, se abren y dejan paso a minúsculas, finas, diáfanas e irisadas láminas que elevan tu autoestima al grado más elevado, te sientes bell@ y envidiad@ por tod@s aquel@s que para tener brillo en su piel tienen que recurrir a toda clase de potingues que la engañosa cosmética les proporciona siempre con efectos perecederos. Estas láminas, común y vulgarmente denominadas escamas, son la máxima exaltación de la belleza.
Empiezas a lucir un brillo espectacular, te admiras hasta el punto de sentirte el ombligo del mundo, y sin pestañear apenas, exploras palmo a palmo tu maravilloso cuerpo hasta que llegas a los pies y descubres que las uñas han crecido espectacularmente, la cutícula ha dejado de ser el punto de encuentro entre uña y carne, y tus extremidades lucen unas dinámicas y esbeltas aletas con las que puedes deslizarte por los charcos al mismo ritmo y compás que los acordes musicales de Tchaikovsky en el Lago de los Cisnes.
Es entonces cuando llega el momento cumbre: la aceptación de tu nuevo ser ... eres feliz porque has logrado sobrevivir y ahora puedes moverte como pez en el agua.
Es entonces cuando llega el momento cumbre: la aceptación de tu nuevo ser ... eres feliz porque has logrado sobrevivir y ahora puedes moverte como pez en el agua.
Atenea
A mi la lluvia me influencia, me pone muy nerviosa e incluso el ruido me molesta, poco romántica me siento con ella.
ResponderEliminarTu poesía es todo un progreso.
Un abrazo
Que bien has descrito todas esas sensaciones que deja la lluvia y ese tiempo tempestuoso en el alma, Atena. Me gustó mucho. Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola Atena!
ResponderEliminarme consta que ha llovido o sigue lloviendo en Galicia, tengo varias amistades que lo cuentan... sin embargo, en Mallorca no llueve!!!!! dicen que mañana caerá una con ganas pero vamos, que este invierno ha sido primaveral y por lo tanto, yo que soy más del frío y de la lluvia que del secano... me siento fastidiado por el buen tiempo.
siempre se ha dicho que el mundo se reparte mal, y las lluvias, también.
buenos días!!!
besos!
Me encanta tu escrito. Las sensaciones de la lluvia para las almas románticas avanzan junto con la metamorfosis al más puro estilo lovecraftiano de La sombra sobre Innsmouth como híbrido humano-pez. Un placer leerte.
ResponderEliminarPrecioso tu comentario. Para un gallego la lluvia y el agua tiene un sentido muy especial en en otros lugares no tienen.
ResponderEliminarUn abrazo.