Sedientas las arenas, en la playa
sienten del sol los besos abrasados,
y no lejos, las ondas, siempre frescas,
ruedan pausadamente murmurando.
Pobres arenas, de mi suerte imagen:
no sé lo que me pasa al contemplaros,
pues como yo sufrís, secas y mudas,
el suplicio sin término de Tántalo.
Pero ¿quién sabe...? Acaso luzca un día
en que, salvando misteriosos límites,
avance el mar y hasta vosotras llegue
a apagar vuestra sed inextinguible.
¡Y quién sabe también si tras de tantos
siglos de ansias y anhelos imposibles,
saciará al fin su sed el alma ardiente
donde beben su amor los serafines!
sienten del sol los besos abrasados,
y no lejos, las ondas, siempre frescas,
ruedan pausadamente murmurando.
Pobres arenas, de mi suerte imagen:
no sé lo que me pasa al contemplaros,
pues como yo sufrís, secas y mudas,
el suplicio sin término de Tántalo.
Pero ¿quién sabe...? Acaso luzca un día
en que, salvando misteriosos límites,
avance el mar y hasta vosotras llegue
a apagar vuestra sed inextinguible.
¡Y quién sabe también si tras de tantos
siglos de ansias y anhelos imposibles,
saciará al fin su sed el alma ardiente
donde beben su amor los serafines!
Rosalía de Castro
Nos has dejado un precioso poema de Rosalía de Castro, me encantan sus poemas.
ResponderEliminarBesos
Que guapo!!! Me viene al pelo, ya que mañana por fin podré ir a la playa y bañarme en el mar!!
ResponderEliminarRosalía calidade ;)
Ya que no puedo escuchar la voz del mar a diario me conformo con oírlo a través de tu vídeo.
ResponderEliminarGracias, ATENEA.
Un beso.
Atenea, gracias por tu regalo. Llevo ni se sabe, viendo y oyendo los videos.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Atenea. Entré acá por casualidad y me encontré extasiada ante tanta belleza. Me gusta mucho el teatro, la poesía, la música; en fin, todo lo que -como un tesoro valioso- encontré aquí.
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