miércoles, 29 de junio de 2011

"Discrepar enriquece, juzgar destruye"





Conocerse, aceptarse y aprender a manejarse uno mismo es el primer objetivo que debemos proponernos a fin de mejorar nuestros potenciales y nuestras relaciones, tanto individuales como colectivas.

Una gran  reflexión sobre el " Trabajo en equipo"  nos permite hacer la historia que os dejo a continuación y que leí ayer por primera vez .  Hoy he comprobado que está circulando por la red, la he vuelto a leer y os aseguro que no me ha dejado indiferente.
                   Os animo a que la leáis, no tiene desperdicio.


                                                  "Una historia para la reflexión"
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y además se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. 
Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: 
“Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.”
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

¿Ocurre lo mismo con los seres humanos? 

Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve densa y negativa. En cambio, cuando tratamos con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es ahí donde florecen los mejores logros humanos.
Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.


La naturaleza es sabia. De ella podemos aprender.



3 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón tiene el texto!
    Buscar los defectos de los demás no sirve para nada. Busquemos las virtudes y todo irá fenomenal.

    Un abrazo, ATENEA

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  2. Preciosa reflexión! esto es como ser negativo y positivo, hay que buscar lo bueno y no lo malo, pero desgraciadamente hay gente que siempre viven en la oscuridad de las cosas.
    Besos

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  3. La pena es que a veces es "el carpintero" el que no sabe utilizar sus herramientas........

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