miércoles, 29 de febrero de 2012

Lágrimas y recuerdos




El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y de los recuerdos.
Óscar Wilde





lunes, 20 de febrero de 2012

Ya han pasado tres años...

... desde aquel 20 de febrero en que Nelson nos dejó inmersos en una gran tristeza. Se fue entre mis brazos mientras yo acariciaba su dulce cabecita.
Nelson fue mi primer schnauzer, un ejemplo de fidelidad y cariño.




Hoy he vuelto a leer las palabras que le dediqué hace un año en este blog,  y me gustaría volver a compartir su recuerdo con tod@s vosotr@s. Fueron doce maravillosos años a su lado que nunca olvidaré.





  Nelson era un schnauzer miniatura con  las características  propias de su raza: inteligente, vigilante, juguetón, atrevido, defensor de su territorio, fiel y obediente. Pero si tuviera que definirlo con una  palabra solamente, ésta sería: " bondad ".
 Nelson era exageradamente bueno, obediente y cariñoso.

Era el mes de Julio. En el escaparate de una tienda de animales ,( a la que yo iba a comprar pienso para los peces y el loro),  estaba aquel precioso cachorro negro  con un mechoncito blanco en la barba. Fue aquel día cuando me planteé que podría aumentar mi familia.
- Resérvamelo hasta mañana, pues tengo que pensármelo- le dije a la veterinaria que no hacía más que animarme a que lo llevara, elogiando las grandes cualidades del schnauzer.

Aquella noche no pude dormir pensando en la gran responsabilidad que suponía traer un perro a casa. Pero él ya me había cautivado con su mirada. Aquellos ojitos negros, que me miraban fijamente, ya me habían conquistado. Después de muchas, muchísimas cavilaciones, y de analizar bien los pros y los contras, (consultando toda la noche con la almohada ),  fui a por él. Y puedo decir que no me arrepentí ni un solo día en los 12 años que vivió. Todo el tiempo que le dediqué y el cariño que le di fue compensado con creces. No entiendo a esas personas que adquieren un cachorro,  como si de un peluche se tratara,  y que pasado un tiempo se deshacen de él y ¡¡¡de qué manera!!!

Nelson adoraba a toda la familia,  pero tengo que decir que por mí sentía auténtica devoción. Siempre estaba a mí lado en casa, y  cuando no, acudía apenas yo abría la boca o emitía el más leve sonido. Jugaba con él al escondite y si tardaba en encontrarme, se ponía a llorar ( bueno, a gimotear ). ¿Cuántas veces hemos oído, refiriéndose a un perro " sólo le falta hablar"? Nelson no necesitaba hablar. Nos comunicábamos perfectamente. Yo siempre sabía lo que me quería decir, según el tono, la intensidad o la frecuencia de sus ladridos.

Cuando ya tenía 10 años,  un "fatídico" día descubrimos que no veía bien. El veterinario dijo que creía que eran cataratas. Para confirmar el diágnostico nos aconsejó llevarlo a Lugo, a la Clínica Universitaria de Veterinaria.
Allá fuimos, con la esperanza de que realmente fueran cataratas y se  pudieran operar. Cuando el médico-veterinario nos dijo que lo que tenía era una enfermedad congénita de la retina y que no tenía remedio, nos quedamos petrificados. Tanto es así que nos preguntó si lo habíamos entendido bien. Claro que lo habíamos entendido,  pero el nudo que se nos puso en la garganta no nos dejaba pronunciar palabra.

No tardó mucho en quedarse completamente ciego, tropezaba con todo en casa. Cuando lo sacaba de paseo no se atrevía a bajar las escaleras, por la calle caminaba con inseguridad. Comenzó un periodo de depresión. No duró mucho porque yo me convertí en su lazarillo. En los paseos , ¡sube! ¡baja! eran las órdenes que le indicaban si  subíamos  o bajábamos escaleras, o los bordillos de las aceras. Aprendió a esquivar los obstáculos en casa y a pasear por la calle como siempre (de hecho, nunca supe bien, quién paseaba a quién). Volvió a ser el mismo perro alegre y juguetón de siempre.

Así vivió dos años más. Un sábado a mediodía no quiso salir de paseo, me extrañé y enseguida llegué a la conclusíón de que algo le pasaba. Llamé al veterinario y tuve que llevarlo a Urgencias, pues era fin de semana. Tenía hinchada la barriga y después de realizarle varias pruebas le diagnosticaron un cáncer. Le pusieron suero y medicación para reanimarlo. Volvimos a casa a las siete de la tarde. No habíamos comido pero tampoco teníamos ganas. La medicación hizo efecto y volvió a estar bien , pero sabíamos que el final estaba cerca.   Fueron veinte días de incertidumbre,  de llantos, de abrazos , de caricias, de mimos, de vigilarlo y cuidarlo, prácticamente, las veinticuatro horas del día. El día que nos dejó fue terrible. ¡¡¡Qué vacío tan grande había dejado !!! Su ausencia se hacía insoportable. Y por encima yo tenía que recoger todas sus cosas......

Cuando empecé a escribir solamente quería recordar los buenos, alegres y felices momentos que compartimos pero ...¿ cómo olvidar aquellos días? aquellos días que , a pesar de su enfermedad y su ceguera, venía a recibirnos cuando entrábamos en casa, dando siempre muestras de cariño y alegría.
              
  

lunes, 13 de febrero de 2012

IV.- Mi amigo Nebrija con "glamour"


 



     El frío siberiano de estos últimos días ha dejado congelados los rostros y las miradas. El gaznate se ha vuelto más sensible a las bajas temperaturas ... ¡y a la frialdad reinante! Es preciso protegerlo ... pero siempre con "glamour".

     Mi amigo Nebrija  ha decidido que un hombre de letras como él, no puede, ni debe, utilizar tantos uniformes (bombero, granjero , ... ni siquiera vaqueros), dice que parece un "farroupeiro" vestido con esas ropas.

      Él es un hombre elegante por naturaleza, así que cada mañana combina  sus pantalones  de cálida pana con sus camisas de cuadros bicolor. Sin embargo, lo que realmente le da ese toque de glamour tan especial, son los fulares que cálidamente acarician y rodean su gaznate, colocados con tanto arte y estilo que sus amigas habían puesto en duda la autoría de su colocación. No podía permitir que sus habilidades quedaran en entredicho. Sus múltiples facetas lo han convertido en un "manitas" en cualquier materia. Y sin pensarlo dos veces inició  una demostración práctica ante ellas:

     -Hay que doblar el fular y  retorcerlo ligeramente, a continuación se coloca  en la nuca, después se bajan los extremos hacia la nuez del cuello y se  introducen  por el hueco, consiguiendo así aumentar  el volumen proporcionalmente. Unos suaves movimientos alrededor del gaznate, buscando la posición en la que me encuentro más a gusto y ...¡ya está ! - éstas fueron las explicaciones que les dio mientras el fular se acomodaba gustosamente alrededor de su cuello, dejando a sus amigas boquiabiertas.

     Nebrija discurre por los pasillos luciendo orgulloso sus fulares, dice que así mantiene  alejados a los bichos  (leopardos, pitones, ruiseñores, ... ) que, no formando parte del diseño del fular,  siempre están al acecho para lanzársele al cuello.

     Sus amigas lo han felicitado por su buen gusto y  sabia elección, y le han regalado un fular más para su colección.



I


 Capítulos anteriores:
I.- Los vaqueros de mi amigo Nebrija
II.-Mi amigo Nebrija quiere ser bombero
III.-Mi amigo Nebrija, hortelano

sábado, 11 de febrero de 2012

"O florido Pénsil"

     La programación de teatro de "Novacaixagalicia" de esta temporada (muy acertada, por cierto) nos está permitiendo disfrutar, hasta ahora, de obras de bastante calidad. Y yo, como aficionada que soy al teatro, no me pierdo una. Así que ayer me tocó pasar un rato muy agradable con la adaptación teatral de esta conocida novela.








     Cinco reconocidos actores gallegos , Xosé Manuel Olveira "Pico", Antonio Durán "Morris", Federico Pérez, Josito Porto y Alfonso Agra forman el elenco  de esta obra de teatro,
"O Florido Pénsil", una adaptación al  gallego de la obra de Andrés Sopeña.

     En este espectáculo se cuentan las vicisitudes de un grupo de chavales sometidos a la absurda e ilógica brutalidad del sistema educativo que dominó la España de la posguerra.

     Sus protagonistas nos descubren los distintos  escenarios de acción para la difusión de los ideales franquistas: en primer lugar la escuela, y a continuación el resto de las tribunas, desde donde el régimen mandaba sus señales de apoyo: el cine de barrio y el NO-DO, la radio familiar, la iglesia, ... y la prensa, representada aquí por el aparentemente inofensivo Tebeo.

     Creo que el éxito de la puesta en escena de esta versión gallega radica en haber reunido a cinco de los más prestigiosos actores de la comedia gallega que, además de un sentido del humor desbordante, gozan de una gran complicidad entre ellos.

     Se mueven con dinamismo y agilidad sobre las tablas, entran y salen del escenario dando vida a distintos personajes (alumnos, familiares de éstos,  maestros y maestras,  curas, ... ) que en cuestión de segundos afrontan su papel con naturalidad y una buena dosis de humor. Cabe destacar los inmejorables papeles femeninos de "Morris" y el profesor de gimnasia (mutilado de guerra), interpretado por Josito Porto, aunque todos tienen su momento estelar.

     Durante la hora y media que duró el espectáculo las carcajadas del público invadieron la sala sin cesar. 
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